—¡Ponlo al teléfono, ahora! —He Tian le ordenó con un tono desdeñoso e imponente, compatible con su estatus. Mu Qiao frunció el ceño cuando presintió que algo andaba mal, pero el dolor le impedía pensar en otra cosa.
Por otro lado, Mu Ying comprobó que el identificador de llamadas mostraba el nombre de He Tian e hizo un gesto confuso. Por lo que había oído, He Tian y Mo Han eran rivales en el ámbito de los negocios, así que era de extrañarse que He Tian se comunicara con Mo Han.
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