No obstante, no se esperaba que, al llegar a casa, Yu Huai pasara poco después por allá. Le dio unas palmaditas en el hombro al tiempo que le preguntaba emocionado:
—Xiao Chen, ¿es verdad que el jefe del club de boxeo te ofreció un salario de veinte mil al mes? —Xiao Chen asintió. Yu Huai la agarró por los hombros con las dos manos y la zarandeó—. ¡Eso es genial! ¡Sabía que eras un chico prodigio!
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread