Aunque esta mujer en realidad no se consideraba bonita, ciertamente tenía un rostro inocente. No obstante, en aquel momento, mientras más él la miraba, más imágenes inapropiadas le venían a la mente. Respiró profundo. Hubo un momento en que quiso tomarla para sí y ese pensamiento casi lo absolvió de su racionalidad y su humanidad. Sin embargo, cuando se calmó y pensó por un momento, decidió seguir aguantando. Solo se «reconciliaría» con ella después de que hubiera llevado a cabo sus planes. No podía permitir que ella corriera el más mínimo peligro. También era el momento adecuado para que él la dejara adaptarse a su inminente «nueva relación».
—Cuando te dije que no es verdad, quise decir que no me gustan los hombres.
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