Capítulo 128 El deseo

El embarazo de Hestia había sido una etapa de cambios profundos, no solo en su cuerpo, sino también en su relación. La intimidad física había quedado en pausa, no por falta de deseo, sino por el cuidado que ambos querían tener para proteger a las gemelas que crecían en el vientre de ella. Pero esa noche, el ambiente era diferente. Había un fulgor especial, una energía que los unía más allá de las palabras. Era increíble y poco probable, como habían congeniado ambos. Eran alamas gemelas y se entendían en todo. Hestia se acomodó en la cama, con su vientre redondo y prominente descansando sobre las suaves sábanas. El baby doll negro que llevaba resaltaba su belleza, incluso en su estado avanzado de embarazo. Su piel brillaba bajo la tenue luz de la habitación, y sus ojos verdes, llenos de amor y anticipación, se encontraron con los de Heros. Él la miró con adoración, sintiendo una mezcla de deseo y ternura al ver a la mujer que amaba, la madre de sus hijas, tan radiante y poderosa.