Heros observaba la escena desde el auto con una expresión impenetrable. Sus dedos tamborileaban sobre el volante mientras su mirada se fijaba en la mujer que dominaba la conversación en la mesa exterior de la cafetería. Había dicho que se ganaría a su madre. Pero también lo había hecho con todas las personas de por allí cerca.
Hestia Haller era una manipuladora natural. Esa mujer tenía el poder de inclinar el mundo a su favor con solo unas palabras.
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