Capítulo 144 El asalto
Heros no necesitó más invitación. Comenzó a acariciar los brazos de Hestia, sintiendo la suavidad de su piel bajo sus dedos. Luego, deslizó sus manos hacia su cintura, donde encontró el borde de su braga. Con delicadeza, se la quitó, dejando al descubierto su intimidad. Hestia jadeó levemente ante el tacto de sus manos, sintiendo cómo el deseo crecía dentro de ella. Acumuló saliva en su boca y lo echó en su virilidad, así como en la entrada de ella. Así, con su virtud endurecida, empezó a incrustarla en el recto de Hestia con suavidad y cuidado. La penetración fue lenta al principio, permitiendo que Hestia se acostumbrara a la sensación. Después inició a embestirla con movimientos rítmicos, siempre atento a sus reacciones. Hestia gemía suavemente, sintiendo cómo el placer se mezclaba con una ligera tensión, pero pronto se relajó, permitiendo que Heros continuara.
La posición de costado les permitía estar cerca el uno del otro, sintiendo el calor de sus cuerpos mientras se movían al unísono. Heros colocó una mano en el vientre de Hestia, mientras la otra mano acariciaba su pecho, estimulando sus senos sensibles. Hestia, completamente entregada al placer, cerraba los ojos y se abandonaba por completo a las sensaciones que Heros le provocaba. Gemía y humedecía su boca con su saliva.
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