Español

Capítulo 4 El choque

Hestia ni siquiera se esmeró en reparar al sujeto. Sostuvo de nuevo su cartera y pasó el lado del extraño, sin decir una sola palabra. La expresión en su rostro era inflexible. Respiró profundo, para calmarse. En estos últimos días, todo la enfadaba, la disgustaba y nada la llamaba la atención. Estaba acumulando ese enojo y estrés, como una bomba de tiempo, y si no encontraba algo a alguien con que liberar esa tensión, iba a explotar y despedir e insultar a cualquier persona que se le pasara por el lado. Hasta su hermosura y su brillo divino se iba apagando, por falta de noches de placer, con un hombre, que de verdad la hiciera sentir, y le lograra que tocara el cielo con sus manos, mientras se quemaban en el fuego del infierno de sus cuerpos. Esperaba en la entrada del restaurante, con su escolta a la espalda. Entonces, oyó esa chillona voz de su secretaria. Observó a la pareja, que también salía del lugar. Lacey, quien venía conversando de forma animosa y rebosante de alegría con su pareja, quedó pasmada y congelada, como una escultura humana. Palideció, como si hubiera visto a un fantasma o al mismo demonio hecho persona. Un frío le recorrió el pecho y una extraña sensación de hormigueo, le viajó por los brazos. Sin embargo, salió con prontitud de su estado de aturdimiento. Debía hacer lo imposible, para no levantar sospechas, y la actuación era una de sus especialidades. —Jefa —dijo Lacey, en tono bajo. Movió la cabeza en negación, porque pocos le decían de esa manera—. Señora Haller. —Fingió una rebuscada sonrisa en su boca—. ¡Qué casualidad! No sabía que usted venía a este restaurante. Hestia le dio una veloz y desinteresada ojeada a la pareja. Así que, ese era el prometido de su secretaria; era el que la había tropezado. Él tenía un traje de etiqueta sin corbata y una camisa blanca por dentro. El cabello sepia lo tenía peinado y los ojos, eran de tono café oscuro. Era atractivo, pero nada del otro mundo; era ordinaria y se le notaba lo fácil que podría hacerlo caer ante sus pies. Era más, sin haber movido un solo dedo, ya insinuaba con los gestos su atracción por ella. Patético. Lo que necesitaba era un desafío, un hombre que pudiera ser capaz de resistirse a su encantadora belleza, y que, al menos, necesitara hacer algo para tenerlo. Se giró con levedad hacia ellos. —Sigue disfrutando del aniversario con tu prometido —dijo ella, con voz seca y cortante—. ¿Podrías recordarme tu nombre? —Levantó su hermoso, expresando superioridad. Era su castigo, porque el ordinario prometido, la había chocado de camino al baño. —Lacey West, señora Haller —dijo ella, fingiendo una sonrisa de oreja a oreja, mientras se tragaba el orgullo y la dignidad por esa odiosa mujer. Agachó su cabeza, manifestando su sumisión. —Lacey, habrá muchas tareas que hacer cuando vuelvas al trabajo. Hestia se dio media vuelta, como una inalcanzable soberana, y se subió a su auto, que ya había sido estacionado frente al sitio. Los había dejado a ellos dos, para que continuaran el dichoso cumpleaños de su relación. Lacey apretaba los dientes y los puños. Su cara, encolerizada, mostraba su rabia. Y lo peor era, que no podía hacer nada. Pero, llegaría el momento en que tendría que devolverle las humillaciones al vejestorio de cabello de antorcha. Como odiaba a su jefa, si pudiera la estrujaría con sus propias manos, para arruinarle ese lindo rostro operado. —Oye, ¿no me habías dicho que tu jefa era una anciana, fea y amargada? —comentó el hombre, extrañado. La jefa de su prometida era madura, pero la había imaginado de otra manera, no como esa diosa griega, que estaba como para tener cien hijos. —Sí, así fue. Tiene treinta y cinco años; ya está vieja —contestó Lacey, con enojo y desprecio a su superior. —Vaya, si así son las abuelas de hoy en día, creo que me tendré que conseguir una —dijo él, expresando su fascinación por Hestia. —Cállate, no la menciones. Ella no debió estar aquí. Suerte que sé, que no irá a mi boda —dijo Lacey, suspirando con tranquilidad—. Arruinó nuestro aniversario. —Bufó con molestia. —¿Hay algún inconveniente con ella? —preguntó él, con tono incitador. —No, ninguno —respondió Lacey, malhumorada. —Todavía te tengo otra sorpresa —dijo él, susurrándole al oído—. ¿La quieres? Lacey, quien estaba molesta hace pocos segundos, mostró su dentadura blanca, al sonreír con complicidad con su pareja. No iba a dejar que su jefa la arruinara la fiesta. —Claro que sí, mi amor —respondió Lacey—. No nos molestemos por esa señora. Suficiente tengo con soportarla de lunes a sábados, casi todo el día, como para este en su merecido descanso, en que nada más tenía que estar disfrutando, porque se lo merecía. —Entonces, vayamos a continuar nuestra celebración por el resto de la tarde. La pareja de novios abordó su coche y fueron hasta el lugar que habían planeado. Sin saber, que desde la distancia y sin dejar verse, Hestia los había seguido y los había visto entrar a un motel barato. Observaba a los prometidos, con su semblante inmutable. No tardó mucho en avisarle al chofer, para que llevara a su empresa, en la que el resto de la tarde no ocurrió nada interesante para ella. Al día siguiente, justo en la misma hora del almuerzo, Hestia salía de la corporación, para ir a almorzar. Sin embargo, las nubes habían tapado los rayos del sol, y hubo una refrescante sombra. El viento se hizo fresco, como advirtiendo de lo que estaba por suceder. Dos personas que no se conocían y que pertenecían a niveles sociales diferentes; una diosa nacida en cuna de diamante y un modesto joven, que había nacido en una cama médica, como la mayoría de los mortales. Hestia caminaba con distinción, debido a que su belleza resaltaba por encima de las demás personas. Robaba suspiros y miradas, pero se encontró de frente, con un muchacho que no la estaba viendo a ella. Era un hombre, con un aura de luz distinta a la multitud. El cabello marrón, lo tenía peinado como auténtico nerd. Llevaba puestas, gafas de antirreflejo, en las que el lente cambió a violeta. En las manos traía una caja con forma de corazón, sellada con una cinta de regalos y una rosa roja. No distinguía, como un modelo de revista, porque era un gordiflaco, se le notaba en los cachetes, aunque a simple vista, manifestaba una silueta delgada. Vestía insípida ropa casual, que de segura había adquirido en un almacén de cuarta. Entonces, ¿por qué él no había quedado embelesado con ella, como las demás personas que estaban en el sitio? Ni magnates, millonarios o directores, se habían podido resistir a sus encantos. ¿Cómo era que un desconocido y un don nadie, ni siquiera la prestaba atención? Eso solo se podía significar dos cosas; era gay, o, estaba enamorado con sinceridad de otra mujer, o de un chico, si era lo primero. Esa situación no podía quedarse así, por lo que provocó que sus brazos se chocaran y dejó caer su bolso de mano.
Ajustes
Fondo
Tamaño de letra
-18
Desbloquear el siguiente capítulo automáticamente
Índice
Capítulo 1 Prefacio: el timbre Capítulo 2 El permiso Capítulo 3 El consolador Capítulo 4 El choque Capítulo 5 Encuentro destinado Capítulo 6 La revelación Capítulo 7 Persuasión divina Capítulo 8 El asecho Capítulo 9 Insinuación perspicaz Capítulo 10 Proposición indecente Capítulo 11 Convicción de acero appCapítulo 12 La destrucción appCapítulo 13 El fuego appCapítulo 14 Segundo encuentro appCapítulo 15 Tenemos un trato appCapítulo 16 Jaque al héroe appCapítulo 17 El suéter appCapítulo 18 El sexting appCapítulo 19 El cometido appCapítulo 20 Nuestro secreto appCapítulo 21 Primer juego appCapítulo 22 La recámara appCapítulo 23 Los infieles appCapítulo 24 Los amantes appCapítulo 25 Truco de magia appCapítulo 26 La habitación púrpura appCapítulo 27 Strip dance appCapítulo 28 To squirt appCapítulo 29 La ambrosía appCapítulo 30 Las fustas appCapítulo 31 Lecciones íntimas appCapítulo 32 La libido appCapítulo 33 Un cuento de hadas appCapítulo 34 La unión appCapítulo 35 El frenesí de la diosa appCapítulo 36 Punto máximo appCapítulo 37 Desborde de agua appCapítulo 38 El cambio appCapítulo 39 Fiesta de antifaces appCapítulo 40 Las réplicas appCapítulo 41 Capturar a la diosa appCapítulo 42 El despertar appCapítulo 43 La fuerza appCapítulo 44 Yo soy insaciable appCapítulo 45 Propuesta laboral appCapítulo 46 El nuevo asistente appCapítulo 47 Dulces mentiras appCapítulo 48 La bienvenida appCapítulo 49 Cara a cara appCapítulo 50 Recompensa peligrosa appCapítulo 51 Los recuerdos appCapítulo 52 Rocío de miel appCapítulo 53 La invitada appCapítulo 54 Gustos perversos appCapítulo 55 Enloquecedora avalancha appCapítulo 56 Lascivia en la oficina appCapítulo 57 Lo que usted mande appCapítulo 58 Los pecadores appCapítulo 59 El aterrizaje appCapítulo 60 La alarma appCapítulo 61 El equipamiento appCapítulo 62 Las calles appCapítulo 63 El inicio appCapítulo 64 La diabla appCapítulo 65 La batalla appCapítulo 66 Pole dance appCapítulo 67 La tentación appCapítulo 68 La correa appCapítulo 69 La degustación appCapítulo 70 La felación appCapítulo 71 La liberación appCapítulo 72 La dominación appCapítulo 73 La presa appCapítulo 74 El banquete appCapítulo 75 El azote appCapítulo 76 El frenesí infernal appCapítulo 77 La tentación del héroe appCapítulo 78 Una pareja verdadera appCapítulo 79 Antes del final appCapítulo 80 Despedida de soltero appCapítulo 81 Desenfreno carnal appCapítulo 82 Érase una vez un matrimonio appCapítulo 83 Interrupción magistral appCapítulo 84 El apocalipsis de vesta appCapítulo 85 El pasado appCapítulo 86 Divino caos appCapítulo 87 Batalla en la catedral appCapítulo 88 La última cena appCapítulo 89 Jaque mate appCapítulo 90 El plan appCapítulo 91 Desde otra perspectiva appCapítulo 92 La pared de espejo appCapítulo 93 El testimonio de lacey appCapítulo 94 La confesión appCapítulo 95 Diosa soberbia appCapítulo 96 La resolución appCapítulo 97 El deber del héroe appCapítulo 98 Un mismo pecado appCapítulo 99 La distancia entre nosotros appCapítulo 100 La confirmación appCapítulo 101 La mujer rubia appCapítulo 102 La archienemiga appCapítulo 103 La superación appCapítulo 104 De rodillas appCapítulo 105 La decisión de la divinidad appCapítulo 106 Amor de verdad appCapítulo 107 La gemela appCapítulo 108 La prueba appCapítulo 109 El evento de máscaras appCapítulo 110 La declaración de hestia appCapítulo 111 El castigo del héroe appCapítulo 112 La ecografía appCapítulo 113 El cuidado appCapítulo 114 Las noches appCapítulo 115 El asistente appCapítulo 116 Las citas appCapítulo 117 Los días appCapítulo 118 La idéntica appCapítulo 119 Los deale appCapítulo 120 La discusión appCapítulo 121 Las raíces appCapítulo 122 La confusión appCapítulo 123 El restaurante appCapítulo 124 Los tres appCapítulo 125 El viaje appCapítulo 126 La lluvia appCapítulo 127 El pijama appCapítulo 128 El deseo appCapítulo 129 La atención appCapítulo 130 Ciudad natal appCapítulo 131 Las compras appCapítulo 132 Los regalos appCapítulo 133 La rivalidad appCapítulo 134 El masaje appCapítulo 135 Los regalos appCapítulo 136 Las disculpas appCapítulo 137 La influencia appCapítulo 138 Una familia appCapítulo 139 El estado appCapítulo 140 La lactancia appCapítulo 141 La pasión appCapítulo 142 La bebida appCapítulo 143 La emoción appCapítulo 144 El asalto appCapítulo 145 El comunicado appCapítulo 146 La silla appCapítulo 147 El fervor appCapítulo 148 El consultorio appCapítulo 149 El recibimiento appCapítulo 150 La despedida appCapítulo 151 La melancolía appCapítulo 152 Sobre ti appCapítulo 153 La añoranza appCapítulo 154 El CEO appCapítulo 155 Una familia appCapítulo 156 El nacimiento appCapítulo 157 La niñera appCapítulo 158 La nana appCapítulo 159 La tía appCapítulo 160 A solas appCapítulo 161 El ardor appCapítulo 162 La felicidad appCapítulo 163 Epílogo: la jefa app
Añadir a mi biblioteca
Joyread Español
FINLINKER TECHNOLOGY LIMITED
69 ABERDEEN AVENUE CAMBRIDGE ENGLAND CB2 8DL
Copyright © Joyread. Todos los derechos reservados