Capítulo 89 Jaque mate
Heros jadeaba con sus labios separados. La agarraba por la nuca y le peinaba el mojado cabello rojizo, para que no se le enredara a ella. En algún momento, llegó a gemir de manera más clara y sonora. Era raro que lo hiciera, pero no podía controlarlo. Su cuerpo ardía, como si estuviera siendo incinerado vivo, bajo las lascivas caricias de la hermosa deidad. Nunca había pensado que su actividad sexual alcanzara este punto tan alto. Más que una entidad del fuego sagrado, parecía ser la misma divinidad del sexo, el deseo y la pasión. Quizás, tenía una doble entidad y también encarnaba a la misma Afrodita, aunque por belleza, no tenía nada que envidiarle. La veía a detalle, mientras le hacía la felación. La forma en que se movía y en que lo miraba, eran demasiado incitadoras. En verdad, en todo el tiempo que llevaban juntos y después de todo lo que había vivido, ¿ella no había despertado ni el más pequeño sentimiento por él? Con lo que había sucedido con Lacey, debía esperar uno o tres meses, para comenzar otra relación. Pero su objetivo era claro y su anhelo uno solo: Hestia Haller. Había resuelto que se le confesaría a su madura amante al día siguiente. ¿Qué haría? ¿La llevaría a cenar o debía intentar cocinarla por cuenta propia? Estuvo debatiéndose por los segundos siguientes y concluyó que la invitaría al parque y luego la guiaría al balcón de un restaurante. Sí, eso era lo que haría. Incluso en la tormenta, podía mantener la cordura, porque ella estaba con él. Cuando junto a Hestia, sentía que podía conseguir y alcanzar cualquier cosa. Había encontrado su media naranja y su complemento perfecto, para vivir feliz y realizado. Moldeó una sonrisa, al haberse decidido por fin a expresarle sus sentimientos. Debía retribuir las enseñanzas de su maestra. No se escondería, ni huiría, ni tendría miedo. Estaba preparado y tenía la confianza para enfrentarse al mundo. Pasó sus dedos pulgares por las ruborizadas mejillas de Hestia, tocándola con cariño. ¿Cómo podría haber evitado enamorarme de ti? Eres lo más hermoso que he conseguido en esta vida, pensó, lo más bello, perverso y lunático que había conocido. Le causó gracia que una mujer pudiera ser tan maniática, preciosa y atractiva. Lo que más le gustaba de Hestia era que ella era, todo lo que él no. En esta ocasión, si quedó hechizado por un polo opuesto. La sostuvo por la cabeza, inmovilizándosela, para ser él mismo el que moviera las caderas, asaltando la garganta de la diosa.
Hestia sentía que se ahogaba. La iniciativa del chico, siempre la había satisfecho de gran manera. Sus ojos verdes se cristalizaron y lagrimearon un poco, al ser tomada con energía por su bello aprendiz.
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