Capítulo 58 Los pecadores
Heros detalló el reluciente artefacto que hallaba en la privacidad de ella. Parecía ser una piedra preciosa de color morado. ¿Qué era eso? Había leído sobre parafernalia de sumisión y dominación, debido a que quería conocer más sobre el exótico mundo en el que Hestia lo había iniciado. Hizo memoria y luego de algunos segundos recordó el nombre del objeto. Era un plug de preparación anal, por lo que se había preparado para hacerle esa propuesta. Recorrió los muslos con sus manos con cuidado y le apretó los glúteos, que se amoldaron a su palmar como acolchados cojines, a los cuales pasaría agarrando. Su virtud se marcaba en su pantalón, lista para dar comienzo a la nueva sesión, tan rígida como una portentosa varilla de construcción. Se puso de rodillas, contemplando el paraíso celestial que se pintaba ante sus ojos mortales. Era el paisaje que jamás se cansaría de observar y apreciar. Entonces, comenzó a degustar el chorreante y suave postre que le empapaba la boca, con la dulce miel que brotaba de lo más profundo de la divinidad del fuego sagrado. Al haber saciado un poco de su extremo apetito, se puso recto y se bajó los pantalones. Suspiró al sentir el calor abrazador de Hestia en su virtud. Esa sensación de ser apretado por una tela ardiente, humedad y suave, siempre era abrumadora, por lo que nunca se podría aburrir de acometer la alucinante humanidad de su jefa. La embestía con vehemencia desde el principio, mientras la sujetaba por las anchas caderas. Elevó su mano por encima de su cabeza y la ondeó por el aire con velocidad. El golpe de la nalgada resonó en el despacho personal de la dueña y señora de corporaciones Haller. A su completa merced tenía a la CEO contra el escritorio, haciéndola su mujer, sin ningún tipo de pudor. El aura oscura y malvada cada vez resplandecía con más intensidad alrededor de él. Podía apreciarlo, combinaba a la perfección con el de su preciosa amante. Era imposible no querer arremeter con intensidad a semejante mujer, que era una diosa griega, en cada uno de los sentidos de la palabra.
Hestia recibía los golpes de Heros y gemía ante la fiereza de joven amante. El chico dulce e ingenuo había muerto, para dar paso a un dominante semental. Su interior lo apretaba, por instinto, como queriendo aferrarse al duro talento que la ensanchaba por dentro. ¿Podría cansarse de esto? No, su alma se enardecía al volverse una con su atractivo muchacho. Percibió como Heros eyaculaba en su interior por segunda vez, y en dos días consecutivos. Se relamió los labios, porque la cuenta ascendería a tres. No tardó en quitarle el slug de detalles morados y de color plateado que se había introducido, para comenzar a asaltarla por detrás. Separó más sus piernas ante la nueva sensación que experimentaba. Sí, era diferente ser agredida por ese sitio. Se entregó a plenitud al placer que le proporcionaba Heros, y por primera vez en su vida, era feliz. Fue llenada también por el dulce néctar de su chico. Culminó la sesión, con sus respiraciones aceleradas, en tanto Heros reposaba encima de su espalda. En verdad ese hombre la llevaba al cielo, mientras la quemaba en las llamas del infierno.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread