Capítulo 239 Una recompensa de catorce millones de dólares
El rostro de Siberio reflejaba una expresión ligeramente desagradable y dejó escapar un fuerte soplido. Sin embargo, no tenía ningún argumento en contra de Lino. Aunque no quería admitirlo, en el fondo sabía que Lino tenía razón y no podía refutarlo.
—Por favor, hablen de uno a la vez —dijo Danilo sonriendo de manera apaciguadora ya que nadie se atrevía a objetar—. Este asunto se añadió en el último minuto, pero nos preocupa a todos.
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