Capítulo 128 Los hombres son todos halagadores
Al final, Graciela estaba tan cansada que ya no podía distinguir si era de tarde o de noche. Incluso se levantó dos veces y comió algunas botanas ligeras.
Cuando se despertó de nuevo, se apresuró a recoger sus cosas y se fue a trabajar a la empresa. Esa mañana había una reunión. Como era una reunión de un grupo pequeño, había otros seis compañeros con Graciela. El ambiente tampoco era demasiado serio. La chica, que estaba sentada en la mesa, tenía la cabeza baja y estaba sumida en sus pensamientos.
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