Capítulo 338 Deja que te ayude a frotarlos
Para cuidar los pies de Graciela, Armando le compró un par de sandalias de algodón. La suela de las sandalias era gruesa, pero resultaba algodonosa y suave al caminar sobre ella.
En la cara de Graciela no había ninguna expresión, pero cuando Armando colocó los tacones en una caja y le tendió la mano, ella se acercó y le tomó la mano. Después, salieron juntos.
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