Capítulo 248 Último deseo
Su instinto le decía que no debía detener el coche, de lo contrario estaría condenada. Sin embargo, Graciela sabía que debía mantener la calma. Tras girar bruscamente el volante para esquivar al coche que tenía delante, viró a la derecha después de haberlo esquivado para llegar a una intersección. Luego acercó el coche al arcén para que las ruedas rozaran el bordillo, con la esperanza de poder frenarlo de esta manera.
Para su sorpresa, escuchó un pitido en el momento en que las ruedas tocaron el bordillo. Al levantar la vista, notó la presencia de un muñeco sentado en el salpicadero. ¿Desde cuándo tengo un muñeco aquí? El muñeco sostenía un cronómetro en sus manos. A medida que las ruedas rozaban el bordillo, los números rojos del cronómetro avanzaban a mayor velocidad.
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