Capítulo 289 No nací cruel
—¡Graciela, te lo ruego! Por favor, perdona a mi madre... —suplicó Mariana mientras lloraba—. Te pediré disculpas y podrás intimidarme como quieras. ¿Por qué le haces eso a una anciana como ella?
Graciela se agachó y le secó las lágrimas.
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