Capítulo 115 Proteger al bebé
Armando mandó a las amas de llaves a trabajar. Al terminarse su cigarrillo, se dirigió al piso superior y entró en la habitación de Mariana. Ahí, Armando vio a Timoteo preparar su botiquín.
Para ese momento, Mariana estaba tumbada en la cama. Su pequeño rostro, que no era más grande que la palma de su mano abierta, estaba demasiado pálido. Tal escena le causaba a Armando un terrible dolor en su interior. Tan pronto entró en la habitación, Timoteo le lanzó una mirada, luego, resopló:
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