Capítulo 85 ¿Quién te crees que eres?
Cornelio se limpió la sangre de la comisura de la boca con el dedo e intentó levantarse. Sin embargo, Armando lo había derribado con tanta brutalidad que le dolían los órganos. Cornelio apretó los dientes con fuerza y tardó en levantarse. Sus ojos se oscurecieron al ver a Graciela en los brazos de Armando, la posesividad llenaba su corazón.
—Graciela no es más que un juguete para usted, Señor Falcón. Juguetes como este le llegarán con un movimiento de su brazo —dijo Cornelio—. Hablemos de negocios. —Levantó la mano y desabrochó el primer botón—. Solo la quiero a ella.
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