Eran ya más de las once cuando Graciela se despertó. Se sorprendió al ver la hora en su teléfono, pero se relajó al recordar que Armando la había ayudado a pedir un permiso.
Graciela no vio a nadie en la habitación y supuso que Armando se había ido. Se puso una bata de dormir y salió descalza.
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