Capítulo 317 Galletas de suero de mantequilla
En el camino de regreso, Melina saboreó el pastel Tiramisú que Zirán llevó para ella, sintiendo una oleada de rejuvenecimiento. De regreso, se duchó a toda prisa, demasiado agotada para molestarse en secarse el cabello, y se acostó en la cama, quedándose dormida casi al instante. Después de ocuparse de Tiramisú, su cerdito, y de poner orden, Zirán se dio cuenta de que Melina dormía con el cabello mojado envuelto en una toalla. Se acercó y le recordó con suavidad.
—Cariño, es mejor que te seques el cabello antes de acostarte para evitar que te duela la cabeza. —Al ver que Melina no se movía, Zirán tomó de mala gana el secador, lo encendió y la ayudó a secarse el cabello. A pesar del ruido, Melina durmió sin ser molestada, y Zirán sintió compasión por el costo de su operación.
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