Capítulo 270 ¡¿Rompieron?!
Melina llevó con amabilidad a la abuela Rodríguez y a los demás al cómodo refugio de la sala de estar del ala oeste, permitiéndoles un momento de respiro antes de embarcarse en la tarea de atender a los dos pacientes restantes programados para la tarde. Una vez que el último paciente se fue, Melina cerró con suavidad la puerta de la clínica, y el suave chasquido indicó que concluyó sus tareas clínicas del día.
Sentada frente a la computadora, transcribió diligente los historiales médicos de sus últimas consultas. De repente, un golpe en la puerta la sobresaltó, desviando su atención de la pantalla cuando un visitante inesperado hizo su entrada.
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