Capítulo 261 Malentendido inesperado
—¡No puede llevársela! La voz del Señor Tinoco era firme cuando se acercó, sin dejar lugar a discusiones.
Melina se sorprendió al ver al Señor Tinoco defendiéndola. Cuando vio a Rossano a su lado, entendió lo que estaba pasando. Parecía que su mentor seguía velando por ella. Rossano se dio cuenta de su mirada y le guiñó un ojo con descaro. Melina permaneció en silencio. Por otro lado, Zirán, testigo de este intercambio, lanzó a Rossano una mirada penetrante que podía cortar el hielo.
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