Capítulo 246 Secuelas de la tormenta
A las ocho en punto de la mañana, Doña Rodríguez y los hermanos Villa llegaron a la clínica. Al ver el auto de Zirán aparcado en el patio y la puerta del ala oeste entreabierta, a Queta se le iluminaron los ojos. De inmediato ordenó a los limpiadores que arreglaran el patio, que estaba lleno de pétalos de flores y hojas por la tormenta de la noche anterior, y que comprobaran el alcance de los daños sufridos por las hierbas medicinales que Melina cultivaba en las macetas.
Mientras Queta daba las órdenes, sus ojos parpadearon varias veces hacia el ala oeste, y consideró la posibilidad de acercarse para mirar de cerca. De repente, Zirán apareció vestido con un pijama de seda negro. Su cabello corto y pulcro seguía despeinado por el sueño, pero añadía un toque de encanto a su rostro divino. A Queta le dio un vuelco el corazón mientras reprimía sus sentimientos de celos y envidia hacia Melina. Se acercó a él para saludarlo.
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