Frida yacía postrada en la cama, con el cuerpo frágil y quebradizo. Su corazón seguía martilleando inquieto mientras observaba el surco de las cejas de Melina.
—Mi niña… ¿Está bien?
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread