Desde entonces, Bautista dejó de discutir con ella porque siempre hablaba con el tono más suave que podía, sin importar lo que ella dijera. Sin duda estaba haciendo algo doloroso, pero actuaba como si fuera por su bien.
No importaba cuán furiosa estuviera Victoria o qué palabras hirientes dijera, él permanecería impasible. Eso la hizo sentir como si no tuviera sentido discutir con él, así que se llevó a sus hijos.
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