—¿Hace tres años? —preguntó Victoria tras no recibir respuesta de Alejandro. Tenía la mirada fija en el rostro de Alejandro, como si no fuera a rendirse hasta recibir una respuesta.
«Sin embargo, desde sus ojos hasta su aspecto, parece tranquila y serena. Sus ojos están perfectamente limpios de cualquier enrojecimiento. No parece reaccionar de ninguna manera, a pesar de que yo esperaba que la noticia la conmocionara tanto que se desmayara. ¿Es normal? No, no lo es». Ante ese pensamiento, Alejandro frunció los labios y preguntó con solemnidad:
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