Esa noche, Victoria y Alejandro le transmitieron a Griselda el mensaje de Benedicto. La anciana tenía un buen estado de ánimo durante el tiempo que permaneció en la casa. Su aspecto era más saludable que cuando se encontraba en el asilo y también estaba mucho más animada. Al ver que ambos iban juntos a hablarle de eso, asintió alegremente, sin miedo.
—¿Un examen mañana? Claro, no hay problema.
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