Solo cuando la frente de Claudia estuvo a punto de entrar en contacto con los escalones, se dio cuenta de que la situación se había salido de control. Solo quería caerse, no lastimarse el rostro. En el momento más crítico, se cubrió el rostro con las manos de manera inconsciente, pero igual se lastimó bastante. Todos escucharon el ruido sordo cuando se golpeó contra los escalones.
—¡Claudia!
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