«¡¿Alejandro?! ¿Qué hace él aquí?». La joven estaba muy alterada. «Creí que estaba trabajando. ¿Por qué está en la sala de estudio? Ni siquiera lo escuché. ¿M-mencioné al bebé? ¿Alejandro me escuchó cuando ingresó?». Mientras la joven pensaba en ello, se puso pálida y miró nerviosa a Alejandro, pero frunció los labios e intentó mantener la calma. Por otro lado, él tampoco esperaba su presencia en la sala de estudio y al verla tan sorprendida, frunció el ceño y recordó que había estado actuando de manera extraña durante los últimos días, como si le estuviera escondiendo algún asunto. Al pensar en ello, frunció los labios y entrecerró los ojos al mismo tiempo que le observaba el rostro pálido.
—¿Con quién hablabas?
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