Era probable que Alejandro fuera atento y cariñoso con Victoria porque habían sido amigos desde niños o bien porque sus familias eran cercanas. Quizás él la trataba como a una hermana y tal vez por eso era amable con ella estando o no casados. Sin embargo, lo que a Victoria le hizo gracia fue que ella acabó desarrollando sentimientos durante todo ese tiempo. Tras un instante, cerró los ojos para dejar de mirarlo.
Griselda se despertó alrededor de las ocho de la noche. En cuanto abrió los ojos se encontró con el rostro de Victoria por encima del de ella. La joven la miraba fijo y la punta de la nariz prácticamente tocaba la de la anciana. Se veía muy preocupada.
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