Capítulo 39 Las verdaderas intenciones de Claudia
Aquel día, Alejandro terminó de desayunar y a su vez se mostraba disgustado. Las sirvientas no pudieron verle el rostro porque estaba de espaldas a ellas. Entonces, se limitaron a suponer que se habían reconciliado según sus interacciones íntimas. En los días siguientes, Victoria no tuvo que ir a la compañía, ya que pidió vacaciones anuales. Se tomó su tiempo para acompañar a Griselda todos los días en el asilo. Al cabo de unos días, el estado de ánimo de Griselda mejoró sin duda. Al mismo tiempo, Victoria se sintió tranquila y reconfortada durante ese breve periodo.
Todo parecía ir según su plan. Sin darse cuenta, pasaron tres o cuatro días en un abrir y cerrar de ojos. A veces, cuando se quedaba sola, se acariciaba el vientre. Sinceramente, había cambiado de actitud. Al enterarse de que estaba embarazada, aún no sabía qué hacer con el bebé, pero con el paso del tiempo se fue sintiendo unida a él, como si compartieran el mismo cuerpo y corazón; por tanto, su amor por el niño fue creciendo. Asimismo, muchas veces incluso le contaba secretos que no podía contarle a los demás, lo cual la acercó aún más a su hijo.
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