—Por favor, pase.
Desde afuera, se podía ver que había tres pisos, pero ahora que Mu Qiao había entrado, pudo ver que las escaleras ya se habían derrumbado, por lo que sólo el primer piso a duras penas podía ser habitado. El hedor a sudor combinado con el del humo de los cigarrillos y el licor que impregnaba toda la casa la hizo sentir el irremediable impulso de pellizcarse la nariz, pero luego consideró que era de mala educación hacerlo.
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