—¿Dónde demonios estabas? ¿Por qué demoraste tanto? —Con voz quebrada y sollozando—. ¡Ya está sangrando!
Xiao Wu fue hacia el cuarto sin quitarse los zapatos siquiera. La sábana carmelita estaba casi completamente llena de manchas carmesí, mientras que el cabello regado de Su Ya le cubría casi toda la cara. Las puntas de su cabello estaban empapadas en sudor y cubrían la expresión de su rostro.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread