Capítulo 106 Amor de verdad
Al día siguiente, tal como habían acordado, volvieron a reunirse y compartieron juntos, como una pareja verdadera. No habían salido a citas; en su relación pasada se debían esconder, para que no fueran descubiertos en su infidelidad. Pero ahora podían estar al público con tranquilidad y con calma, porque eran ya no estaban atados por las cadenas de la traición.
Hestia disfrutaba de la compañía de Heros. Sin embargo, aquellas palabras de la verdad se le atascaban en su garganta y no hallaba el momento, ni el lugar para contarlo. No sabía qué, pero algo faltaba. Pasaron varios días en que se encontraban, no solo en restaurantes, sino que fueron a otros sitios, como el cine, el gimnasio y más establecimientos de entrenamiento, ejercicio y descanso. Recibió un beso en la mejilla de Heros y se volvieron a despedir. Subió hasta su suite. Era de tarde. Miró el paisaje con anhelo. Su cuerpo se estremeció. En su pecho sintió un vacío. Deseaba contarle la verdad a Heros. Entonces, ¿por qué no podía hacerlo? Apretó sus puños en furia. Tensó su mandíbula y apretó los dientes. Era muy difícil ser Hestia Haller y aceptar sus verdaderos sentimientos. Merecía sufrir y ser castigada, pero Heros solo se había mantenido firme en sus ideales y no la había tratado vengarse. ¿Por qué era tan bueno y correcto? Si hubiera sido un mal hombre, no habría tenido que estar pasando por esta tormenta. Entonces entendió que, Heros no era la persona que la lastimaría, ni la haría débil, ni tampoco la traicionaría; sino que, ella misma era la que provocaba su propio dolor y angustia, porque Heros solo le daba confianza, seguridad y placer. No había llorado, sino el día que había interceptado a Heros en el hospital y había creído perderlo para siempre. Mas, Heros se había mantenido allí, sin abandonarla, y anteponiendo su enojo y sus discusiones, para salvaguardarla de la lluvia y la nieve. Por sus afables mejillas bajaban lágrimas de impotencia y sentimiento. Era malvada y había sido nefasta con él, pero Heros no había hecho nada en contra suya. Eso era más cruel y despiadado, que si le hubiera dado celos con otra y si le hubiera procurado una ofensa. El alumno, había superado a la maestra. En estos momentos había recibido una lección de bondad y lealtad. No lo merecía; él era luz, esperanza y refugio, mientras que ella era oscuridad, perversidad y fuego; una llama que destruía y reducía a cenizas todo a su paso; así lo había decidido. Desde su adolescencia se había propuesto, no permitir que nadie la hiriera y mucho menos un hombre. Pero por primera vez deseaba rendir su orgullo y soberbia ante uno de ellos y entregarse por completo a él. Había perdido.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread