Capítulo 152 No te debo nada
Graciela cerró los ojos y se durmió poco a poco. En una habitación de la planta baja, Patricio miraba el mensaje de Graciela mientras se frotaba los dedos contra el borde de su móvil durante un rato. Luego, se levantó de un salto y recogió la tarjeta de identificación que había sobre la mesa antes de salir de la habitación.
Justo cuando Graciela estaba sumida en un profundo sueño, sintió vagamente que alguien le quitaba la ropa y posaba sus dedos secos y cálidos sobre ella. El tenue aroma de la madera de ébano permanecía en la habitación. Olía tan bien que lo deseaba. Con los ojos cerrados, Graciela alargó la mano y agarró una esquina de la ropa de esa persona. Apretó el agarre e inclinó la cabeza.
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