Capítulo 66 Quiero vivir un poco más
Al ponerse el sol, Graciela regresó a Jardín Zafiro. Tomó un taxi de vuelta, pero el taxi no podía entrar en el pabellón de la mansión, por lo que se dirigió a pie a la mansión después de llegar al exterior del pabellón. Llevaba un ramo de rosas negras en los brazos. Tenía el ceño un poco fruncido y parecía estar sumida en sus pensamientos.
—Señorita Rangel. —María se acercó a abrirle la puerta. Al ver a Graciela con un ramo de rosas negras, se quedó helada y murmuró—: Señorita Rangel, en los veinte años que la conozco, nunca había visto a nadie regalarle tantas flores negras. Escuché que este tipo de rosa tiene una vida corta y es difícil de cultivar.
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