Capítulo 117 Empieza una pelea
—Lo siento, pero nunca me gustó comer pescado. Prefiero los postres y las costillas de cerdo caramelizadas. Si quieres, te lo puedes acabar tú.
Como era de esperar, los enemigos se encuentran con frecuencia. Antes de que pudiera terminar mi comida, Cristina entró con tranquilidad en el comedor con glamour. Un grupo de chicos la seguía como si fueran sus guardaespaldas protegiéndola. La verdad fue un gran espectáculo. Ella levantó la barbilla con arrogancia, luciendo tan orgullosa como una reina.
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