Capítulo 96 No te lo mereces
Por fortuna, volví a ser la misma de siempre. Me recordé a mí misma que yo era la esposa de Bernardo, no otra persona. Fue Bernardo quien pidió mi mano en matrimonio, aunque su intención no era pura. Se casó conmigo por sus propios intereses comerciales. Recuperé la compostura y miré bien a los ansiosos periodistas que me rodeaban.
—¿Por qué tienen tanta curiosidad por mi vida privada? No soy alguien famoso. No creo que le deba una explicación a nadie. La verdad saldrá a la luz al final del día, cuando vean por sí mismos quién es el tercero en esta relación. Vivimos en una sociedad moderna y no es que la poligamia sea una moda.
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