Capítulo 365 La Toni mirona
Llegados a este punto, no sería de extrañar que se produjera una escena apasionada. Quería irme, pero tenía miedo de que el perro callejero me persiguiera de nuevo. Cuando era niña, Cristina me había empujado a la perrera y el recuerdo aún me perseguía de tal manera que no sentía ningún amor por los animales pequeños y bonitos.
Me acuclillé detrás del árbol y miré la luna cubriéndome la cara con las manos. Quería enfrentarme a esos dos y gritarles que no hicieran esas actividades en público. Los adultos podrían cruzarse con ellos o, peor aún, podrían asustar a los niños pequeños. Incluso si no asustaran a los niños, podrían pisotear la hierba y las plantas. Se supone que debemos cuidar el medio ambiente.
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