Capítulo 160 La relación entre un padre y su hija
Ignoré lo que dijo y salí del centro comercial. En el fondo, sentía que Bernardo no me entendía en absoluto. Aunque yo era amable y tímida, mi orgullo y mi autoestima eran mucho más de lo que él imaginaba.
En aquel entonces, después de que Antonio me echó de casa, no le pedía dinero, sino que trabajaba en el sótano para llegar a fin de mes. Después de que Bernardo me hiciera mucho daño, tuve la valentía de renunciar a mis ocho años de enamoramiento secreto y a los dos años de matrimonio. Fueron pruebas de que podía ser decidida siempre que quisiera. Sin embargo, pensó que yo era la misma y que aún lo obedecía.
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