Capítulo 62 Muerde mi brazo
—Anemia por aborto involuntario, aparte de mucho estrés. Por eso te desmayaste. Durante la revisión, el médico no paró de regañarnos, dijo que somos pésimos cuidando personas. Hablando de otra cosa, mira a esa basura de Bernardo. Lo salvaste delante de tanta gente, pero ni siquiera te devolvió el favor. En cambio, se fue con Cristina. No estoy segura de que el título de escoria sea apropiado para él. ¿Qué tal un b*stardo? Sí, eso suena mucho mejor. ¿Por qué lo salvaste? Si hubiera muerto, todo su dinero habría pasado a tus manos. Con esa cantidad, pudiste encontrar otro hombre en poco tiempo. —Sabrina chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza.
Solté una risa seca. Tenía razón. Yo era una idiota, tan tonta que me olvidé de mí misma. Cada vez que la escena del restaurante pasaba por mi mente, mi corazón se hundía y mis pulmones se sentían más pesados. El hombre que amaba nunca estaría a mi lado cuando más lo necesitaba. En cambio, me abandonaría una y otra vez. ¿Qué esperanzas tenía?
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