Capítulo 667 Conducido a la locura por el amor
Me habían desfigurado. Hace media hora, mientras miraba ese horrible rostro en el espejo, no tenía ni siquiera la energía para llorar. De hecho, no sabía si debía reír o llorar. Me pregunté por qué clase de calvario pasaría la mujer para terminar así. Por lo que decía Tomás, parecía que Florencia y él habían pasado por muchas cosas juntos.
Si era así, ¿por qué no la protegió bien y permitió que una mujer tan amable se volviera loca? Cuando Florencia me aplicó el carmín en los labios, lo había embarrado con toda intención, hizo que mis delgados labios parecieran mucho más gruesos de lo que eran en realidad. Después de evaluarme un rato, dio una palmada y exclamó:
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