Capítulo 228 Convertirse en una mujer digna de él
Cuando escuché eso, la aprensión me asaltó: sentí como si yo fuera la persona entrevistándolo. Como temía escuchar algo que no sería capaz de aceptar, mi corazón se aceleró de forma salvaje. Contuve la respiración por miedo a escuchar mal una sola palabra.
Con una mano apoyada debajo la barbilla, Cristofer se recostó en el sofá lánguido. Era una postura sencilla, pero emanaba gran suntuosidad, haciendo que muchas de las mujeres que estaban tras la pantalla lloraran de emoción. Algunas mujeres descaradas incluso empezaron a silbarle, elogiando su buen aspecto.
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