Capítulo 102 Los dulces recuerdos que traen las galletas de nuez
De repente, me pusieron bajo el foco de atención, después de que Cristina se acercara a mí. Sabía que había dirigido su atención hacia mí a propósito. No tenía dinero, ni nadie que diera la cara por mí. Todo lo que tenía era esa caja de aspecto patético en mi mano, que me hacía ver fuera de lugar.
—No sabía que también habías traído algo para mi papá, Vane. Adelante, dáselo. Se alegrará de verlo.
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