Capítulo 21 Humillada
Al día siguiente
Un nuevo día comienza y con ello, la emoción por reunirme con Serkan, hace que mi día sea espectacular. Emocionada, me levanto de mi cama y preparo para ir a la universidad. Un toque leve me hace detener al momento de colocar mi libro de lectura y digo adelante.
Mi padre, quien no veía desde el domingo que me dejó en el centro comercial con Serkan, aparece sonriendo mientras viene a mí con un pequeño compartimiento. Tan diminuto, que no sé qué podría ser, al lado de otro donde están mis gafas.
— Aquí están las gafas nuevas. — dice extendiéndome las mismas.
— Qué bueno, ya no pifia leer muy bien con estas — comento quitando mis gafas viejas y tomando las nuevas.
El modelo es bonito, mi madre lo escogió y por ello, son grandes pero su marco es trasparente. Lo que me hace preocuparse si en algún momento me las quito, ya que, al no tener color, nunca las encontraría.
— ¿Por qué este modelo? Me causará problemas si se me caen o no recuerdo donde las dejé. — me quejo.
— Tu madre dijo que estaban a la moda. Que había enviado a no sé quien especialista, una foto de tu rostro y de acuerdo con él, escogieron el modelo del marco. También dijo que debías ser cuidadosa, porque eran costosos. — explica mi padre.
— Entiendo.
— Pensando en que las perdieras, te compre estas dos cosas. Una es algo que podría camuflarse como collar al tenerlas unidas a las gafas. Así, si te las quitas no se te caen y si no recuerdas donde están, las perlas te dirán donde se encuentran — explica mi madre.
— Lo entiendo, gracias.
— El segundo regalo son unos lentes de contacto.
— Papá, yo no uso eso.
— Lo sé. Pero creímos que sería bueno tener un repuesto si pierdes o dañas tus gafas. Es un plan B si el A sufre daños.
— Entiendo…
— Hija…. Sé que nada de lo que te de justifica que te haya dejado en el centro comercial y varios días después regresara. Pero…
— Fue una urgencia. Lo sé. No te preocupes, estoy acostumbrada a rus urgencias. Si no tienes turno ahora, ve a descansar. Yo iré a la universidad.
— Te llevo.
— No es necesario.
— Aun así, lo haré. Es eso o prepararte el desayuno.
— Entonces llévame — digo rápidamente.
Mi padre asiente feliz y nos marchamos después de guardar mi portátil y audífonos. Hoy solo tengo una clase, por lo que, pasaré el resto del día, en la biblioteca leyendo y adelantando la historia que la profesora Grey pidió. Por lo que, llevo mi libro de inspiración y mi portátil para escribir lo que se me ocurra.
Ni padre me cuenta de sus pacientes mientras me lleva a la universidad y lo solo siento fingiendo que le entiendo a la perfección los procedimientos médicos que me explica. Llegando a mi destino, me despido y marchó al interior de la universidad. Camino hacia mi bicicleta para saber cómo esta y la sorpresa me invade al verla completamente destruida.
— ¿Q-que sucedió aquí? — pregunto al ver las llantas dobladas, el manubrio rojo y el cuerpo de la bicicleta aplastado. Los pedales desaparecieron y lo único medianamente bueno, es la cadena con la que la tenía segura. Porque incluso el candado, está destruido.
Las lágrimas amenazan con salir y yo recurro a pensar en algo que me calme al ver como todos observan mi relación. Sin algún interés en mostrar algún espectáculo, camino a mi casillero para guardar mi libro pesado. Sin embargo, detengo mi andar cuando estoy por llegar a él al ver como se su interior corre un agua roja.
Aferrándome a mi fuerza interna, camino hacia él y lo abro con cuidado, el interior es, pero de lo que imaginé. Mis libros de lectura, mi ropa de repuesto, mi block de notas, mis dibujos y fotos, están llenos de basura y agua roja que al abrir, salió expulsada de mi casillero. Todos a mi alrededor, se burlan y toman fotos mientras yo miro el desastre que hay en mi casillero.
— ¿Qué hiciste para merecer eso, zorra? — pregunta una chica mientras todos se burlan.
Lentamente levanto mi mirada de la basura en el pido con mis cosas, para ver como llenaron el interior de mi casillero con la palabra: “zorra”. Suspiro profundo y camino lejos de allí causando que todos se burlen y griten un sinfín de insultos.
Pero yo no huyó, sino que, voy en busca de un recogedor y escoba para limpiar el desastre que no provoque. Cuando regreso, el público ha aumentado y se burlan aún más cuando comienzo a limpiar. Alguien lanza una basura y con voz burlona dice.
— Limpia eso también, Zorra.
Todos se burlan y comienzan a tirarme basura mientras yo pienso en algo para calmarme o pronto me desmayaría. Intento comprender que no me lanzan basura para herirme, sino que, están sacando el desastre interno que tienen y me burlo internamente por su escasa mentalidad al momento de dañar.
Se están exhibiendo, mostrando lo que tienen internamente y eso es lamentable. Mucho más lamentable que la escena en la que soy el centro de atención. De repente, todos guardan silencio y alguien sale del círculo para acercarse a mí.
— ¿Creíste que podrías acercarte a mí prometido? — pregunta Katherine llegando a mi lugar
— ¿Tu prometido?
— Serkan es mi prometido. — comenta con seguridad.
— ¿Prometido?
— Sí, él es mi prometido y me parece una ofensa de tu parte que pongas tus garras en un hombre que tiene dueña.
— Entonces… tú eres la infantil con pensamiento de niña de cinco años que le resulta divertido dañar las cosas de las demás. — murmuro levantando mi mirada.
Su sonrisa desaparece de su rostro y sin poder ver su movimiento, abofetea con tanta fuerza mi rostro que mis gafas nuevas caen sobre mi pecho.
— Conoce tu lugar o tendré que enseñarte el mismo con golpes.
El enojo me invade y preparo mi mano para el golpe de respuesta, pero es allí cuando un grito fuerte del director de mi facultad, causa que todos se dispersen, incluyendo mi agresora.
— Te salvó la campana, pero esto aún no ha terminado. — dice marchándose mientras mi mejilla palpita con fuerza.
— ¡¿Qué pasó aquí?! — pregunta mi director con evidente molestia.
— Lo mismo de siempre. Tener una beca en esta maldita universidad, me hace ser la hormiga que todos pisotean.
— ¡Powell! ¡Cuida tu lenguaje!
— ¿Y quién me cuida a mí? Mire hacia el techo, cada tres metros hay una cámara que enfoca cada parte de este lugar. Pero podría asegurar que ninguna grabó quien fue la persona que me hizo esto y mucho menos, quien me golpeó ahora. — respondo enojada.
— ¿Te golpearon? ¿Por qué no te veo herida? — pregunta curioso y yo sonrió con molestia.
— Nada, olvide lo. — digo marchándome.
— ¿Y quién recoge esto?
— Quien apagó las cámaras para que me violentaran sin dejar evidencia. — respondo marchándome a la biblioteca.
El enojo me invade y las miradas burlonas en el lugar, me dan la clara señal que soy el comentario principal de todo el lugar. Por lo que me marcho enojada fuera de la universidad, buscando la manera de descargar mi ira. Porque si algo odiaba era ser demasiado débil y yo no iba a hacerlo.
Me las vas a pagar, Katherine. Pronto me las pagaras.