Capítulo 4 Fanáticas
Días después, sábado.
Miro a mi alrededor para saber qué tanto he pasado realizando mis deberes. Aunque en mi casa tengo acceso a Internet y una biblioteca personalizada con copias de casi todos los libros de mi carrera, solo los uso para reforzar mi aprendizaje y no para hacer mis tareas. Ya que, estas las hago siempre en la universidad. Más específicamente, en la biblioteca. Aquí, hay el silencio que necesito tener y puedo escuchar como otros pasan hojas de los libros o susurran entre sí.
Lo cual, causa que incluso en medio del silencio, no me encuentre sola y eso, es justamente lo que me gusta de este lugar. Miro la hora en mi teléfono y confirmo lo que veo. En la biblioteca, hay menos de diez personas y aunque los sábados no se llene mucho la misma cuando no estamos en exámenes, es extraño no haber tantas personas. Por ello, curiosa me levanto de mi asiento colocando el libro que tenía en su lugar.
Agotada, me dirijo a Lu, una chica de Administración que trabaja en la biblioteca. Ella, es con quien más tengo confianza. Ya que, al estar tanto en la biblioteca, ya me he relacionado con todos los que trabajan en ella.
— Lu, ¿hay alguna razón para que la biblioteca esté tan vacía? — pregunto curiosa.
— ¿No lo sabes? Bueno, sé que eres una chica que pasa más tiempo aquí que relacionándose con alguien, pero, ¿no sabes que están todos en el partido de Serkan? — pregunta dejándome asombrada.
— ¿Eso no era la próxima semana?
— Lo adelantaron para hoy. A esta hora ya deben estar terminando el partido en la universidad American. — comenta y yo maldigo para mis adentros.
— De acuerdo, gracias. — digo saliendo de la biblioteca y quitando el modo avión de mi teléfono para correr hasta la bicicleta de pucca que escasamente pude pintar de violeta.
Pocos segundos pasaron de tener mi teléfono en línea cuando comenzó a ser bombardeado por mensajes. Ignoro los mismos y pedaleo con fuerzas rumbo a la universidad de American. En Steel las calles están llenas de autos que solo buscan salir rápido de los trancones. Pero afortunadamente, yo voy por el ciclo ruta pedaleando a la velocidad de la luz, mientras me culpo por no saber algo que todos sabían.
Desde aquel percance con mi libro y su amigo entrometido, he buscado la manera de alejarme un poco y concentrarme en pintar mi bicicleta y mostrarme lo menos posible de sus amigos. Claramente, ello lo he hecho con ayuda de Yessica, quien cuando no estoy, me envía fotos exclusivas de su vigilancia. Por lo que, afortunadamente, no dejo de deleitarme con sus fotos recientes.
Mientras voy en mi bicicleta hiperventilando recuerdo que debo apresurarme aún más si deseo llegar a la universidad antes que el partido se acabe y esa es una tarea difícil. La universidad de American, está a dos horas de la mía y por más rápido que vaya en mi bicicleta y corta caminos, solo lograría llegar en la mitad del tiempo.
— ¿Cómo pudiste olvidar lo, Ross? Tu vida se centra en tus estudios y él, ¿cómo pudiste olvidarlo? — pregunto molesta mientras continúo pedaleando.
La noche se vuelve más espesa mientras avanzó por el ciclo ruta y aún no estoy ni a la mitad de mi recorrido. Desesperada, analizo mentalmente los posibles atajos y solo me resulta práctico en tiempo, tomar por el parque central para animales. Por lo que, lo tomó y provocó la emoción de varios perros que ignoran las órdenes de sus dueños y corren tras de mí para alcanzarme. Su velocidad es increíble y a mí me toca esforzarme un poco más para no ser mordida por ellos.
— ¡Oye, no se permiten bicicletas aquí!
— ¡Lo siento, es una emergencia! — gritó avanzando por el lugar.
La universidad me queda a diez minutos y yo recuerdo mentalmente por quién voy a la Universidad Americana para no darme por vencida. Mis piernas duelen ante el ejercicio fuerte que estoy teniendo a estas horas de la noche por verlo e intento que ello no me detenga.
Todo esfuerzo vale la pena cuándo empieza a ver las grandes paredes de la universidad. Todo se ve relativamente solo y yo Solo espero que esa soledad esté relacionada que aún el partido no ha terminado. Desesperada entró a la universidad y con mi bicicleta corre hasta la cancha de fútbol.
Parezco una loca y lo sé perfectamente al estar tan tarde en una universidad que no es la mía manejando una bicicleta como si mi vida dependiera de ello, pero no me preocupan las miradas burlonas cuando llevo toda mi vida acostumbrada a ellas. Mi única prioridad en estos momentos es poder ver siquiera el final del partido, pero dicho deseo ambicioso no es cumplido al llegar a la cancha y ver todo solo.
— No es posible. — murmuro al ver toda la basura que quedó del partido.
— Si viniste a ver el final del partido, debiste llegar hace una hora, pequeña. Ya todos se fueron hace rato — dice un aseador pasando por mi lado con sus herramientas de trabajo.
— Entiendo. Llegué muy tarde. — murmuro con tristeza, para después bajarme de mi bicicleta y comenzar a recoger la basura
— ¿Qué haces? Hoy es sábado, ve a pasar un tiempo agradable. Yo puedo limpiar esto solo, es mi trabajo y llevo años haciéndolo. — dice el anciano.
— No tengo con quien pasar tiempo y mucho menos a dónde ir. Así que, no se preocupe por mí. Yo puedo ayudarlo un poco y así nos vamos distrayendo mientras limpiamos todo.
— Ojalá todos los jóvenes de ahora fueran así de serviciales como tú — murmura el señor sonriente.
Yo asiento sin saber que decir y continúo limpiando el lugar. La frustración de haber perdido un partido de Serkan, poco a poco es olvidada mientras recojo todo. Sin embargo, cuando estamos por terminar, varios asadores corren al lugar y ayudan a limpiar todo a su paso.
— ¿Qué sucede?
— El partido que se había cancelado, porque los árbitros y demás estaban atascados en el tráfico, ha sido nuevamente aceptado. Van a jugar ahora.
— ¿Qué? ¿Ya ni habían jugado? — pregunta el señor confundido.
— Ese era el equipo de primer semestre. Ahora será el partido entre universidades. Debemos apresurarnos, el líder del otro ruido tiene un grupo de fanáticos que viene antes que todos. Debemos tener todo listo.
— Señor, ¿de quién habla? ¿Realmente habrá un partido? — pregunto acercándome a ellos.
El señor mira mi vestimenta sin disimulo y asiente.
— Es tu universidad contra la nuestra, ¿no lo sabias? El partido se había retrasado porque todos estaban en el tráfico. Por ello, todos se fueron. Pero el jurado dijo que al estar casi todos cerca y no tener tiempo para reprogramaciones, debía ser ahora el partido.
— Pero deben ser las ocho de la noche.
— Son las nueve. El partido terminará tarde, pero se realizará. Ahora, nos vamos, ya todo está limpio. — dice el señor marchándose.
La alegría me invade al no haber perdido su partido y agradezco al cielo que haya sido tan bueno conmigo para provocar el retraso del partido. La emoción me invade y corro a tomar mi bicicleta y esconderme cuando escucho el ruido.
La emoción me invade al ver varios integrantes del equipo y como una multitud los rodea. Pronto llegan al lugar y mi corazón se acelera al verlo llegar a su lugar. Pasó poco tiempo para que las gradas se llenarán y pocos minutos pasaron para que el partido comenzará. El primer partido fuera de la universidad, donde yo lo acompaño desde la distancia.
Quisiera decir que eso me deprime al no tener la valentía de admirarlo como las demás, pero siento que así es mejor. Es como un secreto, nuestro secreto y como todo que me saca de mi zona de confort, es estimulante tener. Él era mi secreto y mi realidad, una donde no soy una chica encerrada en una biblioteca, sino, una chica espiando al chico popular de la universidad y ambas formas de ser y pasar el tiempo me resultan increíbles. Tengo como él lo es.
Todos cantan su nombre y él saluda a la multitud mientras busca a alguien, mi corazón duele al no ser quien busca, pero intentó recomponerme al recordar que es mejor mirarlo desde la distancia, a que me aleje al saber de mí. No soy quien busca, pero tampoco quien deprecia y eso está bien.
El partido comienza y yo solo me muevo para ver entre los pies frente a mí al chico que me gusta. El capitán del equipo de mi universidad que se ve tan apuesto pateando un balón. Dios mío, ¿por qué debe verse tan bien con todo y haciendo cualquier cosa?
Todos se emocionan al verlo tan cerca y falla al ser derribado con violencia, mi corazón se detiene y yo me asusto al pensar que ha sido herido. Pero él de levanta y de sacude mostrando que todo está bien, causando un suspiro aliviado de todas las chicas presentes.
Muchas chicas lo apoyan y admiran, sin duda, aunque me tengas frente a él nunca seré importante. No cuando tiene mejores opciones. — pienso con tristeza al ver como él de emociona ante el apoyo, uno que es más grande del que yo sola podría darle.