Capítulo 10 Enfrentar
Lentamente vuelvo a recuperar la conciencia y lo que ven mis ojos, me sorprende. Nunca babia estado en un auto tan lujoso y menos, despertar en él.
— ¿Ya pudiste recuperar la conciencia? — pregunta alguien a mi algo y rápidamente giro mi rostro para observarlo mirando su reloj ubicado en su muñeca.
— Y-o — murmuro avergonzada.
— Pasaron ocho minutos y tres segundos Exactamente para que recobraras la conciencia. Durante ese tiempo te trae a tu casa, espero que no te moleste que te traiga en mi auto sin tu consentimiento. — comenta con su mirada amigable.
— Oh, lamento haberte hecho pasar por tantas cosas. — digo quitándome el cinturón de seguridad y abriendo la puerta del auto.
Salgo del mismo y giro mi cuerpo para despedirme y huir, pero todo plan de escape queda en el olvido cuando Serkan se baja de su auto y rodea el mismo rápidamente. Su caminar despreocupado y su mirada enfocada en me hace que me derrita y es por ello qué tomo como soporte del auto para no desvanecerme.
Ya es suficiente de desmayos, Ross. No muestres tanto tu debilidad o realmente te creerá débil — me repito mentalmente intentando controlar mis emociones.
— Nada de lo que sucedió fue planeado por ti y si te ayude fue porque quise. Así que, no debes disculparte por algo que aún no has aprendido a controlar. — responde.
— Sí lo controlo, pero contigo todo lo que aprendí para controlarlo desaparece o se vuelve inservible — murmuro y observó su sorpresa.
Me reprendo mentalmente por esa fuga de pensamiento y corro para puerta de mi casa para evitar más este momento vergonzoso.
— Gracias por todo y adiós — digo abriendo y cerrando mi puerta para dejarme caer por la misma hasta llegar al suelo.
Mi corazón late con fuerza al punto de querer salir de mi pecho y no tengo el valor suficiente para levantarme y mirar por la ventana para ver si ya se marchó. Por lo que, me quedo en el suelo analizando todo lo que sucedió y martirizando mí por haberme desmayado tantas veces frente a él.
Sin embargo, la emoción de haber experimentado todo eso no desaparece y aunque me siento avergonzada por lo que sucedió, me siento muy afortunada por haber pasado tanto tiempo y haber hablado con él. Ese fue uno de mis sueños y hoy, se había cumplido no solo al hablar con él, sino al confirmar lo buena persona que es.
Pasan varios minutos y yo camino al desastre que mi padre dejó en la cocina. Limpiando todo, me imagino un mundo perfecto donde realmente nos convertimos en amigos y después de ello nos volvemos novios. Por mi mente pasan tantas cosas que incluso tengo ideas de cómo llamar a nuestros hijos.
Es tan vergonzoso ilusionarme tanto cuando solamente me hablo como un compañero de universidad, que no soy capaz de decir mis pensamientos a alguien más y organizando mis ideas de lo que sucedió mientras termino de limpiar, caminó a mi habitación y comienzo a escribir en mi diario.
Por todo lo que sucedió el día de ayer, no había sido escrito y por ello, tomo más tiempo retratando ese momento perfecto que sucedió dos veces en menos de veinticuatro horas. Emocionada y sin intención de exagerar, escribo lo que sucede en mi diario y sonrió como tonta al contar en el mismo lo emocionada que me siento y como mi vida social ha despertado. Pensar en mi próximo encuentro con él me llena de tanta emoción que todo el domingo me la paso ideando técnicas de relajación que me ayuden a no desmayarme.
Ya que, todo sería mucho mejor si me desmayos no ocurrieran. Aunque tendría que despedirme de sus cuidados y sus abrazos, todo ello quedaría recompensado con un poco más de nuestra charla.
— ¡Que emoción! ¡Gracias, padre por llevarme al centro comercial! — gritó emocionada en mi cama y con la inspiración a flote, comienzo a escribir la historia que la maestra Grey pidió.
(…)
Lunes
Mis clases son por la tarde, pero las de Serkan son a las ocho de la mañana. Por lo que, emocionada, me levanto temprano y tomo mi bicicleta con la que me marcho rumbo a la universidad.
No sé así por la emoción en la que me encuentro veo todo hermoso e incluso, pedalear con fuerza no me resulta doloroso. Ese sin duda, es el mayor efecto que Serkan causa en mí: incluso lo que debería dolerme, no me daña. Feliz, sonrió y saludo a todos a mi paso mientras disfruto de la mañana en Steel. Los autos pasan cerca de mí y yo ignoro su contaminación sonriendo, mirando el amanecer.
— Es un bonito día, ¿no es así, Ross? — dice alguien a mi lado y yo pierdo el equilibrio al reconocer su voz.
— ¡No! — gritó cuando la bicicleta se me vuelve gelatina y choco con el andén.
La vergüenza me invade al ni siquiera poder colocar la pierna y no caer al suelo cuando la bicicleta cae, pero todo se vuelve dos tonos más vergonzosos al ver cómo Serkan, baja de su auto para ayudarme.
— Dios mío, ¿Estás bien? — pregunta llegando a mi lado
Quisiera decir que no lo estoy que todo ello su culpa, pero es evidente que él sabe perfectamente que es así. Por lo que intentó levantarme aún con el dolor de mi trasero al haber caído abruptamente al suelo.
— Lo estaría si no me hubiese desconcentrado. — comento
— ¿Llamo una ambulancia? — pregunto preocupado y yo lo observó asombrada.
— No, datos bien. Solo fue el maltrato.
— Está bien, te ayudo a levantar. — dice extendiendo su mano.
Mentalmente me recuerdo que tengo prohibido desmayarme para aprovechar más mi tiempo junto a él. Inhalado y exhalando a profundidad, me levanto ignorando su mano para no perder el control.
— Estoy bien.
— Estas siendo muy esquiva. Ya van varias veces que intentas evitar mi toque. — dice quejándose
El levanta mi bicicleta y los autos detrás del suyo comienzan a exigir que se mueva.
— Vete, estas irrumpiendo el flujo de autos tan temprano. — murmuro tomando mi bicicleta.
— Aun no me has dado una explicación de porqué esquivas mi toque. No te estoy pidiendo una disculpas, pero sí que me expliques porque me rechazas como si tuviera alguna enfermedad.
Suspiro profundo, ¿me habla en serio? Sabe de mi condición y se pregunta porque evito su toque, ¿será que no comprende la gravedad de mi condición y lo que él causa en mí?
— Dime, ¿por qué lo haces? Creo que merezco saberlo. Nunca he tenido amigos y no sé si me estoy sobrepasando o eres tú la grosera.
Los autos comienzan a quejarse rebasando su auto y a él al parecer, le importa más mi respuesta que los insultos de los conductores.
— Ross, responde.
Suspiro frustrada y lo enfrento.
— ¿Quieres saber por qué lo hago?
— ¡Sí! — grita frustrado.
— Bien, te diré — digo dejando la bicicleta a un lado para enfrentarlo — Evito tu toque porque estoy tan estúpidamente enamorada de ti, que el que tú me toques causa que mi bendita condición se muestre y quede en completo ridículo ante ti por desmayarme como tonta. — le digo molesta.
Mi respuesta lo deja sin palabras y ello causa que yo continúe mi confesión.
— Me gustas y el hecho que escuché tu voz cerca es suficiente motivo para acelerarme el corazón. Ahora, si te diriges a mí, será tan emocionante para darme un infarto y si no me ha dado uno, es porque Dios se ha apiadado de mí. Así que, sí, estoy esquivando tu toque porque moriría de la emoción y aún no estoy preparada para morir, ¿quedó claro?
— S-sí.
— Bien. — digo regresando al sitio donde está mi bicicleta y subirme a ella de regreso a casa.
— Pero, Ross, hablemos, creo que debo decirte algo importante, ¿puedes escucharme? — dice caminando hasta mí y colocando su mano en el manubrio de mi bicicleta.
Nuevamente estamos cerca y ello hace que desvíe mi mirada a mi alrededor, es allí cuando noto que tenemos audiencia y de inmediato, cierro mis ojos intentando calmarme y fingir que todo está bien, para no desmayarme ante la impresión. Eso sería muy patético incluso para mí. La chica patética de mi clase.
— Calma. Tarda todo lo que necesites para calmarte y olvida cualquier estrés que sientas a tu alrededor. Tomate tu tiempo, yo estaré esperándote hasta que estés calmada y podamos hablar. — susurra.
Él sigue sin entenderlo. Saber que está tan cerca de mí, no me da la calma que quiero tener o más bien, necesito tener.
— Tomate tu tiempo. Estaré aquí para cuando estés listas.
Dios, que deje de decir cosas que aceleran mi corazón o me saldrán raíces aquí — pido mentalmente mientras siento su mirada en mí.
Rayos, no sé qué es peor, si no ser parte de su vida o estar bajo la mira de él. Dios, ¿qué voy a hacer? ¿Cómo voy a seguir adelante cuando él es tanto insistente en acercarse? Sé que anhelaba esto, pero no que me afectará tanto — me quejo mentalmente.
Al parecer, debí pedir calma en mis sentimientos para no desmayarme y no que yo fuera visible para él. Omití pasos y esa es mi condena, mi vergonzosa y a la vez, satisfactoria condena.