Capítulo 14 Sorpresas agradables
Mis pensamientos viajan a mil por segundo. No sé realmente qué hoy a hacer, pero si algo estoy seguro es que no voy a alejarme de él. Sé que esto terminará mal y yo saldré herida, pero no importa. Ya no me importa si él desde ya me está pagando con momentos alegres que podrían levantar mi ánimo hasta en el momento más difícil.
— ¿Cuál es la primera enseñanza? — pregunta sacándome de mi trance emocional.
— C-claro, la primera enseñanza. — murmuro regresando a mi primer problema.
¿Y ahora que voy a hacer? — me pregunto mentalmente buscando el inicio de todo lo que me ayudó a hacer fuerte.
Nunca había tenido tantos pensamientos a la vez, era como si buscará la palabra correcta en un sinfín de ellas. Pero todo se iluminó al encontrarlo.
— La primera lección es, aprender trucos mentales para fortalecer tanto tu mente para que las cosas no afecten tanto — comento sonriente y él asiente apuntando lo que le digo — Lo primero que debes hacer es escribir en lo que eres bueno.
— Eso es fácil. — responde y de inmediato coloca el fútbol y sus estudios.
— Ahora coloca, de esas cosas, ¿Qué amas hacer?
Sonrió al ver su corta lista y mi mente viaja a una nueva meta: estar en la lista de lo que ama hacer.
— Amo ambas cosas, solo que de una forma distinta.
— ¿De verdad las amas? — pregunto curiosa.
— ¿Esto es un interrogatorio?
— Necesitas ser sincero con todo lo que hablemos. Solo así podremos encontrar una salida. — comento sonriente.
— ¿En qué me beneficia que ame o no algo puntual?
— En mucho. Por ejemplo, en el fútbol, describe que amas de él.
— Eso podría decírtelo. El fútbol me ayuda a tener mejor estado físico, me ayuda a estar en un equipo con metas en común y tener unos amigos con los que celebrar triunfos.
— Pero no hablas de tener amigos con que superar pérdidas. — murmuro.
— En mi familia no se aceptan las pérdidas ni los triunfos insignificantes.
— ¿Qué es un triunfo insignificante?
— Ganar uno a cero. — responde dejando su lapicero sobre la mesa.
Entonces, por eso lo golpeó su padre. — me digo mentalmente sorprendida.
— Tengo una duda, ¿tú familia te motivo a tomar un deporte?
— No, dos no estaban de acuerdo en que hicieras otra cosa que no fuera relacionado a sus negocios. Por lo que, comencé a jugar a espaldas de ellos.
— ¿Por qué lo hiciste?
— Me gusto jugarlo, me ayudaba a despejar mi mente de tantas presión y por ello, me arriesgué, cuando entré a la universidad y le demostré a mi padre que era bueno, aceptaron bajo la condición que debía ser el mejor.
— Vaya presión…
— Si que lo es.
— Pero aun sabiendo que tenías mucho que demostrar, no te diste por vencido, ¿por qué no lo hiciste? — pregunto curiosa.
— Todo en mi familia se debe hacer bajo esas condiciones. De donde vinimos, la presión por ser sobresaliente es grande y por ello, debemos siempre hacer las cosas a la perfección. Ser los mejores es nuestra obligación. Por lo que tener esa condición para poder continuar con el fútbol, no era novedad. — explica.
— Entiendo. Si en un momento, tu familia te exige que dejes el fútbol, ¿lo dejarías?
— Debo hacerlo — responde de inmediato.
— ¿Dejarías algo que amas hacer por complacer a tu familia?
— Es mi deber. Como el de todos los demás es renunciar a lo que nuestros padres consideran una pérdida de tiempo.
Asiento asombrada ante ese pensamiento y agradezco mentalmente no vivir en una familia así. Me volvería loca. Todo lo que me dice me parece absurdo, pero ante su seriedad, es una realidad para él que me hace entender porque me buscó y le resultó sorprendente mi libertad para hacer lo que quiero ignorando los comentarios de los demás.
— Lo entiendo. — murmuro — ¿Sabes? Pienso que primero debemos trabajar en que tanto deberías renunciar. Cuando estaba en el colegio, recuerdo que tenía mucho tiempo libre y que, al ser tan poco atlética, los grupos de deportes no eran para mí y mucho menos tocar algún instrumento. Por lo que, emprendí mi búsqueda en algo que me entretuviera
>> Allí encontré lo que me apasiona: los libros, las series asiáticas y su música, era algo que me ayudaba a no sentirme sola. Veía una serie coreana en un día sin descuidar mis estudios. Me acostaba tarde, pero sentía que valía la pena y cuando mis compañeros de clases comenzaron a notar mi emoción por eso, comenzaron a molestarme. Incluso mis maestros me decían que era una pérdida de tiempo y me mandaban a leer un libro, pero yo no renunciaba a lo que me gustaba, ¿sabes por qué no lo hacía a pesar de la insistencia de mis maestros y las buenas de mis compañeros?
— No, realmente no tengo una respuesta a ello.
— No lo hacía porque sentía que, si algo me hacía sentir bien y no dañaba mi cuerpo o mente, no tenía por qué renunciar a él. Aceptar siempre lo que quieren los demás ignorando tus propios deseos, te vuelve un blanco fácil que nunca vivirá una vida feliz al no hacer lo que le apasiona e ignorar sus propios deseos.
>> Sus insistencias en renunciar a lo que me había costado encontrar para ser feliz, me hizo pensar en el tiempo que no lo tenía y como ellos no habían estado conmigo para no sentirme sola o siquiera encontrar algo en que rendir mi tiempo libre. Por lo que, comprendí que no tenían la autoridad para imponer que dejé, lo que me gusta y mucho menos que se burlen. Ya después, mis padres se dieron cuenta de mis gustos y no los dejé ante su insistencia, sino que, le demostré que lo que para ellos era una pérdida de tiempo, para mí no lo era.
— ¿Cómo hiciste ello?
— Gracias a escuchar las series en su idioma original, aprendí chico, coreano y turco. En pocas palabras, les ahorre clases costosas para aprender un nuevo idioma y ahora lo manejo tan bien, qué mi madre que es azafata y necesita saber nuevos idiomas para obtener un mejor pago, entrena conmigo lo aprendido en sus clases de mandarín.
— ¿En serio sabes turco y coreano? — pregunta sorprendido.
— Y mandarín. Manejo tres idiomas fuera de mi idioma natal sin salir de casa.
— No creo.
— Has la prueba.
— Entonces, a partir de ahora, hablemos turco. Así sabremos si alardeo o realmente es cierto lo que te digo.
— Está bien, hagámoslo así. Veremos si realmente es cierto lo que dices.
— Sevdiğiniz şeyleri takip ederek ne kadar ileri gidebileceğinizi görünce şaşıracaksınız.— comento causando que me observe asombrado.
(Te sorprenderá ver hasta dónde puedes llegar siguiendo las cosas que amas)
— Belli ki sürprizlerle dolu bir kutusunuz hanımefendi. — murmura sorprendido.
(Evidentemente, eres una caja de sorpresas, maestra)
Nota: a partir de ahora toda conversación entre ellos, será en turco, pero para comodidad de ustedes, se escribirá todo en español, solo deben recordar que realmente hablan turco y por ello, todos los miraran extraño o asombrados. Tengan eso presente.