Capítulo 16 Un espectáculo
Las clases me resultan eternas y divago en las mismas ante el sinfín de pensamientos que invaden mi mente sobre Serkan. Dios mío, ni siquiera tengo una semana de haber aceptado la propuesta de Serkan y ya ha afectado mi estilo de vida. Pero, no soy capaz de deshacer nuestro trato, aunque me tiene en las nubes lo que he conocido de él y su trato conmigo, deseo un poco más de eso. Mi ambición, me lo exige.
Agotada, caminó hacia la salida en busca de mi bicicleta para ir a mi casa. Cuando tomo mi casco de protección y salgo de la universidad, lo veo. Su hermoso cuerpo recostado en su auto mientras habla con uní de sus amigos, su sonrisa y como se mueve su cabello con la brisa mientras él lleva sus largos dedos a su cabello liso para peinarlo, me desconcentra tanto que termino atropellando a alguien y cayendo al suelo.
— ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? — pregunta el chico que golpee con la bicicleta.
— Lo lamento — murmuro y él se marcha mientras yo intento levantarme.
— La nerd es tan tonta que no sabe manejar bicicleta — dice burlándose alguien y todos se ríen.
La vergüenza me invade y me levanto rápidamente recordando que no debe importarme.
— Ross, ¿te lastimaste en algún lado? ¿Necesitas que te traiga algo? — escucho a alguien decir en turco llegando a mi lugar y no necesito levantar mi mirada para identificarlo.
Miro a mi alrededor y todos guardan silencio ante la intervención de Serkan, haciendo todo incómodo.
— No me parece bien que estén burlándose de un inconveniente de otra persona. Caerse es algo tan común como caminar y recuerden que mientras caminan o manejan, pueden sufrir un accidente. Sean empáticos y maduros, después de todo, estamos en la universidad, no en un jardín de niños. — dice molesto en ingles hacia los demás para que lo entiendan.
Rápidamente, tomo mi bicicleta e intento subirme a ella.
— Tú vienes conmigo. Te he visto caerte dos veces de esa bicicleta, no dejaré que pase una tercera vez. — dice hablando en turco, como habíamos acordado.
— Estoy bien, no te preocupes — digo intentando alejarme de él, pero él anticipa mis movimientos y me toma del brazo.
— No, no voy a dejar de preocuparme. Subes a mi auto, yo te llevaré.
— Pero…
— ¿Subes o te subo? Escoge, maestra. — dice con evidente seriedad.
— ¿Qué pasará con mi bicicleta? — pregunto intentando persuadirlo de llevarme.
— Vuelve a dejarla en la universidad, más tarde vendré por ella y la llevaré a tu casa— dice con seguridad.
— ¡Serkan! — dice Katherine llegando hasta nosotros.
Su sudadera de animadora, me hace confirmar que viene corriendo de uno de sus entrenamientos. Lo cual, significa que, así como ella viene del gimnasio porque le avisaron de lo que sucedía aquí, toda la universidad está al tanto de lo que sucede.
— ¿Qué sucede Kath?
— ¿Te vas tan pronto? Quedaste a esperar que termine mi entrenamiento para ir a cenar. — dice Katherine sin dejar de mirar la unión de la mano de Serkan a mi brazo.
— La llevo a ella y regreso, aún queda tiempo para que tu entrenamiento terminé. Nos vemos al finalizar tu entrenamiento.
— Yo puedo terminar ahora. Espérame un momento y me cambio. — dice Katherine renuente a dejarnos ir.
— Mientras lo haces, la llevo a ella y regreso — dice quitándome la bicicleta para llevarla dentro, sin soltarme.
Claramente, Katherine nos sigue mientras todos observan con atención lo que sucede.
— No necesitas hacer eso. Yo… — comenta Katherine
— Hay tiempo, ve a terminar tu entrenamiento y dúchate, no hay prisa. Aún es temprano. — dice colocando la bicicleta en uno de los soportes para ella y extiende mi mano para que yo le entregué la cadena y el candado.
— Serkan, no creo que debas llevarla. Ella puede ir sola y si es por esperarme, puedes acompañarme al gimnasio mientras me cambio.
Rápidamente lo hago, mientras imploró que todo eso terminé lo más pronto posible. Aunque me he esforzado para que no me afecte los malos comentarios de mis compañeros, nunca había estado en medio de un espectáculo como este.
Por lo que, quería salir libre de esa escena bochornosa y por ello intenté marcharme cuando Serkan mi brazo para cerrar el candado. Pero Serkan muestra cuán veloz es y por ello, me toma de mi bolso antes de poner siquiera intentar huir.
— Antes de esperarte a ti, la esperaba a ella. Necesitaba hablar con ella algo importante y ahora que se ha lastimado, la llevaré a su casa. El tiempo que puedo pasar esperándote en el gimnasio, lo usaré llevándola a casa. Pero si no te agrada la idea… — comenta Serkan
— Claro que no me agrada. — dice rápidamente Katherine
— Entonces, cancelamos nuestra cena. Que tengas buenas noches. — se despide tomando mi brazo y llevándome a su auto.
— ¡Serkan! ¡¿Qué dirá tu padre de esto?!
— No mucho, pero cuando me pregunte porque cancele nuestra cena, le diré lo histérica que te portante y me entenderá — responde llevándome a su auto para después abrir la puerta de copiloto cuando intento abrir la puerta de atrás. — Ya sabes que piensa él al respecto. — comenta mientas yo me siento bajo la mirada de todos.
Katherine se marcha enojada mientras Serkan rodea su auto y sube al mismo como si nada hubiese pasado, mientras yo quiero enterrarme en el asiento hasta desaparecer. Pero físicamente no es posible.
Serkan no habla sino que enciende su auto y se marcha bajo la mirada de todos e incluso coloca música y tarea la misma mientras avanza en dirección opuesta a mi casa y yo pienso que debo decirle. Sin duda, lo que hizo va a complicar mi vida más de lo que ya es. Ya que, esta escena, es digna de una escena de mis series favoritas.
— ¿Aprendiste a ser así viendo series turcas? — pregunto intentando iniciar una conversación.
— No, mi madre me enseñó a ser caballero y eso estoy haciendo.
— Al parecer, tu madre no te hizo la aclaración que cuando lo hicieras no actuaras como el protagonista secundario defendiendo a la chica patética — murmuro y él detiene el auto estacionándose e ignorando mi comentario bajando de su auto.
Por mi mente pasa la idea de marcharme, pero desisto de ella al ver que entra a una farmacia.
¿Se sentirá mal? — pregunto mentalmente.
Tener interés por su salud, impide que me marche y por ello cuando regresa me encuentra en su auto. Él rodea el mismo y sube a su puesto sin colocarse el cinturón de seguridad. Cuando estoy dispuesta a preguntar si se siente mal, él toma mis manos y revisa las mismas. Es allí cuando descubro que la herida soy yo.
— Por fortuna no es algo grave — dice abriendo un empaque y humedeciendo el líquido en gasa que coloca limpiando más heridas para después cubrirlas con un apósito para después continuar con la siguiente herida. — No aprendí a ser caballero por mi cuenta si eso es muy cliché como tus series, ya es una extraña coincidencia.
Una que hace latir con fuerza mi corazón — comento mentalmente.