Capítulo 1 Mi vida
¿Qué se siente no ser vista por nadie? ¿Qué se siente llevar la misma rutina en la que tu único refugio es tu estudio? Siempre he vivido sola, mi madre es azafata y pocas veces está en casa, mi padre es cirujano pediátrico y vive más en el hospital que en la casa.
Siempre fue así y por ello fui criado por mi nana, esa que dejó de cuidarme cuando tenía doce años y desde ese momento tuve que valerme por mí misma en todo, mientras mis padres vivían su vida. Yo no tuve hermanos y por ello, siempre estaba perdida en los libros, ello eran mi único refugio y por ello había entrado a la universidad.
Siempre he sido callada y nunca he tenido amistades, siempre conocidos. Por eso quizás, cuando entre a la universidad y fui ignorada por todos, no me sorprendió. Después de todo, he vivido siendo invisible para todos y ya eso no me afecta. Ya no me quedo dormida llorando por ello.
Creciendo como una pequeña ratona de biblioteca, no tenía hobbies que me mantuvieran fuera de casa, hasta que conocí a Serkan, el chico turco que estudia contaduría en la misma universidad en la que estudio. Nuestro encuentro fue mágico, como todas las noches, salía de la biblioteca tarde y está vez, no quería ir a mi casa a encerrarme nuevamente, por lo que caminé recorriendo la universidad, hasta que, por primera vez en mis cuatro años en la misma, caminé hacia las canchas.
Allí fue donde escuché gritos de alguien y curiosa por ver a quien gritaba que se esforzase más, caminé hacia la cancha donde vi a un grupo de jóvenes jugando fútbol. Eso no era sorprendente, la universidad alardeaba de lo increíble de dicho equipo, pero lo que no había comprobado con mis propios ojos, era que entre los hombres que corrían pateando un balón, se encontrara al hombre de mis sueños.
Verlo correr tan rápido y como coordinaba movimientos tan complejos para burlar a su oponente, mientras su cabello se movía hermosamente cuando caían pocas gotas de sudor y su piel se veía brillante bajo la luz del lugar. Me impidió moverme, más cuando su camisa se levantó ante un lanzamiento y en su abdomen vi un abonen marcado que solo veía en los webtoon que acostumbro a leer en medio de mi soledad.
Ese hombre era perfecto, su cabello liso y brillante, su sonrisa perfecta, sus ojos pequeños y su cuerpo marcado, no se parecían a los asiáticos que veía en los doramas que veo, sino, a los protagonistas musculosos y hermosos que veía en los webtoon, e incluso haciendo dicha comparación no es justa para él. Ya que, él se ve mucho mejor.
No sé cuánto tiempo me mantuve viendo sus gestos, pero cuando quise darme cuenta de lo que hacía, ya el entrenamiento había terminado y yo estaba bajo las gradas para que nadie me viera. Fue allí, bajo la luz de la luna que me enamore, me enamore de un chico que es inalcanzable para mí, lo sé, pero, no pienso dejar de verlo cuando vi, a mi hombre perfecto. Al hombre que no me daría vergüenza seguir, porque eso es lo único que puedo hacer, seguirlo en la oscuridad e imaginar un futuro juntos donde soy visible y deseada por él.
Ese día, comenzó mi interés por un chico, el chico que poco después supe que era del chico perfecto del que tanto las mujeres hablaban y vaya que daba motivos para hablar. Ya que, era hermoso, inteligente y servicial. Algo que, sin duda, lo hacía ver más perfecto, lo único imperfecto de él era que ello y lo adinerado que es su familia, lo hace mucho más inalcanzable para la chica invisible de la universidad.
Sin embargo, eso no impedía que lo viera cada vez que podía y fue por ello que, en menos de una semana, ya sabía todo su itinerario y comí fanática, acomode mi horario y sitio de estudio, para verlo en todos sus entrenamientos y acompañarlo desde la distancia hasta su casa. Un lugar que queda en el lado opuesto de mi hogar, pero por verlo un poco más, vale la pena. La estrella lo vale.
25 de febrero del 2020
Me levanto de mi cama debido a la alarma que interrumpe mi mágico sueño donde soy la señora Güneş. Porque nunca he aspirado a ser su novia, sino, micho más. Después de todo, si por soñar no se cobra, yo debo soñar en grande. Así que, sueño con ser la afortunadamente señora Güneş que tiene el privilegio de ver a Serkan dormir a su lado y hacer muchas cosas más entretenidas que dormir.
Sabiendo que puedo llegar tarde a mi clase, me levanto rápido de la misma y me aseo. Buscando mi mejor vestimenta en mi armario, tardó una hora hasta que me doy por vencida. Mi vergüenza por mostrar mucho, me ha hecho comprar siempre ropa grande que ayudan a que sea invisible para los hombres, pero criticadas por las mujeres.
Debido a no tener una madre que me ayude a cuidar mi piel y maquillarme, no he gastado mi dinero en ello ni mucho menos en accesorios que las “femeninas” luchan por obtener si es de moda. Mi preparación para ir a la universidad, es solo un pantalón grande de bolsillos a los lados, una camisa de lana y una bufanda que me ayude a soportar el frío. Como accesorio para mi cabello, llevo un gorro de lana que yo hice y para mí rostro, tengo mis gafas para poder ver mejor a pesar de sufrir de miopía y astigmatismo.
Sé que no tener asesoramiento de una mujer no es razón para descuidar tanto mi aspecto. Pero al ser tan invisible para todos y no importarme cosas superficiales como vestimenta llamativa, usaba el dinero que me da a mis padres para comprar libros o pagar mis suscripciones a plataformas donde podía vivir eternamente viendo mis amadas series asiáticas. Las turcas, chinas y surcoreanas eran mis favoritas, y su repertorio era tan variado que, en vacaciones, mi único entretenimiento eran verlas y leer.
Para mí, esa era la mejor inversión que podía hacer con ese dinero. Y aunque no me arrepiento de haberlo gastado en algo tan importante para mí, si me entra el remordimiento por no comprar siquiera una blusa de ese dinero. Porque ahora que un chico me interesa, veo la importancia de comprar nueva ropa.
Sabiendo que no hay algo que hacer, salgo de mi casa y tomo el trasporte público que me lleva a la universidad. Por fortuna, la ruta la tomó en la puerta de mi casa. Por lo que, al ir o regresar, no corro peligro caminando lejos de la ruta. Eso es algo que agradezco de mis padres quienes aún ausentes buscan mi comodidad.
Ya tomando la ruta, espero impaciente que pueda llegar a tiempo a la universidad para ver a Serkan. Ya que, aunque han pasado ocho días desde que lo conocí y estoy siguiendo, sé a la perfección que él llega en su auto diez minutos antes de la clase para llegar a tiempo.
Por lo que, hoy que tenemos clase a la misma hora, aunque en lugares distintos, debo estar veinte minutos antes para llegar a su parqueadero y con disimulo, verlo para tener una excelente mañana. Es por ello por lo que, teniendo tiempo de sobra, debo apresurarme para llegar minutos antes de mi clase y verlo.
El chico que me gusta nunca me defrauda con la puntualidad y es por ello por lo que, siempre llego minutos antes para deleitarme con cada segundo que es posible verlo. Deleitarme desde lejos, es tan satisfactorio que nadie podía entender cuánto motiva y recarga las fuerzas, ver a la persona que te guste, aunque sea desde lejos y él no tenga conocimiento de tu existencia.
Suspiro profundo, así es mi vida. Pero por muy triste que se vea, Serkan le da la emoción que nunca había sentido. Verlo desde lejos, es bueno, me ayuda a sentir que puedo con eso y todo está bien. Por ahora, me conformo con ello.