Capítulo 912 Un niño ingenuo
Lo que la enfureció aún más fue que Cristóbal fue generoso con la cena que había organizado. Había muchos platos caros, incluso abulón. Sin embargo, lo único que pudo hacer Valeria fue salivar ante ellos. Es más, tuvo el impulso de consultar en la cocina si había alguna sobra que pudiera llevarse a casa.
Cuando por fin fueron las diez de la noche, la cena empezó a llegar a su fin. Mientras todos comían y bebían hasta saciarse, ella seguía con el estómago vacío y solo podía mirarlos.
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