Capítulo 552 Humilde
Era muy probable que todos los presentes desearan castigar a aquel demonio, pero debido a su poderoso origen familiar, nadie se atrevía a ponerle un dedo encima. ¡Nadie más que el intrépido Abel!
—¡Maldita bestia! ¡Te voy a matar a golpes! —Abel le miró con los ojos inyectados en sangre. Se apartó del policía que estaba detrás de él para descargar otro fuerte golpe en la cara de Norberto.
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